Hace
38 años que se estrenó está película a la que me atrevo a llamar
"de culto". Está basada en la novela homónima que se publicó
en 1966.
Hay
diferencias, y muchas, entre la novela y el filme.
No deseo desvelarlas para que quien lo desee pueda leer y ver la una
y la otra.
En
el Siglo XXIII los humanos viven en ciudades cubiertas por una cúpula
que les aísla del exterior. Una guerra nuclear hizo inviable
vivir fuera. Hemos de tener en cuenta el miedo al conflicto
nuclear que había en la época en que se narró esta historia.
Hasta mediados de los setenta había en la literatura y el cine del
género de anticipación, cierto gusto por los futuribles
post-nucleares. Mad Max, por ejemplo.
El
control de la natalidad era otro de los temas recurrentes de la
década de los sesenta. Y así se explica que en el futuro donde se
sitúa Logan, la población al cumplir los 30 años dejaba su paso a
los “reencarnados” por mor de la clonación. Nuestro
protagonista, de hecho, se llama Logan 5.
El
futuro distópico de La Fuga de Logan es lo que
define, aunque no solo, a esta película con la que acabó con un
ciclo en el género. Un año después se estrenó Star Wars.
La ciencia ficción de la gran pantalla no iba a ser ya lo mismo.
La
película tiene, a mi modo de ver, su atractivo en el argumento,
la fotografía, la banda sonora, el vestuario y, por encima de todo,
el reparto.
La
Fugan de Logan está protagonizada por los ingleses Michael
York y Jenny Agutter. Michael York, a pesar de
interiorizar el papel y dotarle de cierto dramatismo, queda
eclipsado por una joven actriz con una belleza exquisita.
Cuando
vi esta película por primera vez era un niño. Tendría 9 o 10 años.
Sencillamente quedé prendado de la actriz inglesa que hacía
el papel de Jessica 6. Personalmente me gusta más que Ava Gadner.
Incluso más que una de las actrices secundarias de la película,
icono sexual de la época, la rubia de bellos rasgos, la malograda
Farraw Facett-Majors.
Los
otros papeles secundarios recaen en Richard Jordan, en el
papel de Francis 7 y Peter Ustinov. Como curiosidad el hijo
del director, el también inglés Michael Jordan, es otro de
los actores de esta distopía.
El
papel de Jessica
6
tiene relevancia e importancia en el argumento. Como en la canción,
Logan sin ella no
es nada.
Ella va a ser el catalizador de lo que Logan no se atrevía a
concluir en sus refllexiones en alto de cierto sentido
ontológico.
La
sociedad joven, incluso claramente infantil, está caracterizada por
el
ocio y el hedonismo.
Lo que pueda parecer utópico
(no hay clases, no hay opresores ni oprimidos),
ideal
(no existe el patriarcado, las relaciones sexuales son libres, no
existen ni el matrimonio ni las uniones de hecho, la familia y la
religión han desaparecido, así como la filosofía, la política,
las ideologías y
las
castas),
nos dibuja un panorama que ni el anarquismo ni el comunismo, ni
Podemos,
soñaron, pero que encierra, no solo la
crueldad de una muerte prematura y pública,
sino el
destierro del amor y de cualquier vínculo interpersonal y familiar.
La función reproductora del ser humano se limita a donar los óvulos
y el semen para perpetuar
la raza humana.
Solamente
el color de la vestimenta diferencia a los individuos según
su etapa vital. Eso sí, hay una zona de excluidos (aunque tienen el
mismo final fatal que el resto de habitantes de la Cúpula), hay
personal de mantenimiento y un cuerpo que vela por el orden, “los
vigilantes”. Logan es uno de los “vigilantes” que se
dedican a perseguir a los fugitivos. Los que huyen lo hacen
para no participar en el “Carrusel”, espectáculo público
donde quienes cumplen 30 años son volatilizados.
Una
inteligencia artificial es la que organiza ese paraíso donde
las únicas actividades son el relax, los paseos, fornicar
incluso en orgías (la escena psicodélica en la Zona del Amor
es una de las más expresivas, incluso habiéndose recortado
15 minutos de sexo explícito en el montaje final), hacer
gimnasia, cambiarse de rostro (o de cuerpo entero) y
acudir al Carrusel a pasarlo bien.
Solamente
unos pocos tienen la esperanza de vivir más en un lugar llamado
“Santuario”. Nadie sabe donde está, ni siquiera el mega
ordenador que se ocupa del bienestar de esa comunidad de felices
despreocupados.
La
película, sin embargo, quiere avisarnos sobre los peligros de
desviarnos de nuestra naturaleza gregaria. Sin amor no hay
compromiso. Sin compromiso no hay generación de ese vínculo
que nos inmortaliza llamado familia. Sin familia no sabemos
quienes somos al no tener un pasado que nos defina y que podamos
legar a quienes nos procedan.
La
Fuga de Logan parece anticiparse al “No Future”, eslogan del
punk que surgió por antonimia al pop, el rock y el hippismo del amor
libre y de la huida de la sociedad. Los peinados setenteros, lo
psicódelico y el ambiente de centro comercial son unas de las
particularidades de esta película.
Habrá
a quien le parezca ñoño el proceso del enamoramiento y de elegir
pasar una vida en común de los protagonistas. Pero, tal vez, sea
verdad que el amor mueva montañas, junto a la fe que Logan y Jessica
se profesan.
Una
de les escenas más emotivas es cuando los protagonistas
descubren, en un amanecer, el Sol. El grado de ignorancia de
estos seres humanos, hijos de la tecnología y de la ciencia, es más
que obvio. Es en ese momento cuando una elección primaria, la de
querer estar juntos, en Logan y Jessica, comienza a emerger.
Resultará
para algunos infantil, rallante en lo naíf, ese proceso de enamoramiento que se
inicia, en un principio, como una fuga en busca del soñado Santuario
(huida de la Caverna), y en el que el analfabetismo de los
protagonistas provoca que no sepan lo que ven en el exterior, cuando, por
ejemplo, leen en una inscripción de una lápida: “Amado Esposo, Amada Esposa”, y asumen libremente, más tarde, ese rol de pareja. Es tan pueril cuando ella le dice a él “querido
esposo” y él le responde “querida esposa” que
cualquier convencionalismo, cualquier conocimiento que hayamos
adquirido y cualquier experiencia, quedan eclipsados por la simpleza del hecho de saberse y
conocerse dos personas, que sin más, se aman y deciden continuar sus vidas juntos hasta que la muerte los separe. Lo que parece complicado
no lo es, nunca lo ha sido. Cuando dos personas se reconocen
juntos el compromiso surge espontáneamente.
Una mención, aunque sea de pasada, es para los efectos especiales, en lo bueno (las ruinas del exterior son un prodigio) y lo malo (la
maqueta y el cartón piedra del interior, de la Cúpula, es
ciertamente chocante).
Vale
la pena ver La Fuga de Logan. Aunque solo sea por pensar un
poco y contemplar la belleza de una actriz solvente como lo es
Jennifer Agutter.
La
película toma referencias de otras del género, sin duda. Pero su
originalidad será eterna. Incluso Michael Bay en La Isla
toma prestadas singularidades de La Fuga de Logan. O la
más reciente In Time. Si nada lo impide en 2015
tendremos un remake de este filme protagonizado por Michael
York. Pero nada será lo mismo. Ni la fracasada serie que se hizo
años después, ni los cómics escritos por William F. Nolan (uno de los
coautores de la novela original junto George Clayton Johnson) han conseguido olvidar a dos
actores desaprovechados por la industria de Hollywood y a una
película que se encuentra entre mis, por siempre, preferidas.