Vuelve
el hielo
en
el aire
con
el que
se
respira mejor
mientras
se muestra
el
triste solar derruido
por
las máquinas.
Un
enorme foso hay
de
tierra y de piedras
con
las miradas
curiosas
de quienes
se
paran viendo
el
progreso excavando
en
el pasado
del
que solo queda
el
ruido mientras
las
palomas quietas
miran
como se van
sus
nidos.
Destruir
lo que se hizo
para
construir otro edificio.
Palas
mecánicas,
hombres
de Sol a Sol
borran
los cimientos y sus paredes.
Queda
un hongo extenso
bajo
el Cielo
donde
las esporas
de
cemento y hierro
levantarán
un techo.
Mientras
dure el silencio
contemplaré
como un sordo
con
detalle lo que arranca
el
progreso tocando con mis dedos
en
el aire los sonidos.
¡Qué no arranquen
los
árboles
Dios
mío!
¡Quiero
seguir escuchando
el
susurro de sus hojas!
¡Quiero
ver vida
donde
entierran
a
los muertos!
Como
un lago seco
veo
delante mío
tierra,
piedras,
las
máquinas
que
devoran las entrañas
buscando
más adentro
las
raíces nuevas.
¡Qué no se lleven
los
árboles!
¡Qué no arranquen
las
páginas del libro!