02 junio 2015

EN LA ACEDURA


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El cielo cae en su frente, y las olas,
pintando suaves naranjas el piélago,
dibujándole brisa y caracolas.
Así del agua nace su archipiélago.

Llega la noche y a nadie avisa, ella
se asienta y abre su bolso, y rebusca
entre las rimas del verso la mella
cerrando silencios en la burusca.

La espuma de sus dedos fija nubes
al firmamento, y en su grácil voz
mece algodones, dibuja querubes
y canta una dulce nana sovoz.

¿Qué más da que sea amor o locura?
Se que sin ti buceo en la acedura.





EL TARRO DE LAS ESENCIAS







Guardo en el tarro

de las esencias

el dibujo de tus

dedos abriendo el aire,

cada paso

que dabas al candil

de la mañana

que apoyaba cada mano 

la fe en mi hombro,

tu fe,

tu lealtad,

tu credo.



¿Te sorprendes? ¿Te sorprende

ser la rosa y la amapola?



¿Te sonrojas? ¿Te confunde

ser la víspera y el alba?



Sopla de tu boca la brisa

el paladar en abierto oleaje,

rozan las arenas de tus pies

mis pensamientos

que se estiran y se eclipsan

con el iris de tus lunas,

saltan en mi orilla los luceros

que abanican tus pestañas,

y se agita la pleamar

que inunda mi infausto médano.



Guardas, empero, en el frasco

frágil la absurda miel

que sala el gusto,

que circunda tu verbo

con el alón

abatido en ponzoña

del ángel caído.



No me extraña.



Borraste, en la gaveta 

donde escondes 

los ejemplares inéditos

rubricando el perdón,

negando así el don falso y efímero

que te ponga 

salva y sana de este insano exilio.